Reina Valera Gomez
Deuteronomio
Chapter 2
                                                            Luego volvimos y nos fuimos al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehová me había dicho; y rodeamos el monte de Seir por muchos días.
                                                    
                        
                    
                                                            Y Jehová me habló, diciendo:
                                                    
                        
                    
                                                            Bastante habéis rodeado este monte; volveos al norte.
                                                    
                        
                    
                                                            Y manda al pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; mas vosotros guardaos mucho:
                                                    
                        
                    
                                                            No os metáis con ellos; que no os daré de su tierra ni aun el ancho de la planta de un pie; porque yo he dado por heredad a Esaú el monte de Seir.
                                                    
                        
                    
                                                            Compraréis de ellos por dinero las viandas, y comeréis; y también compraréis de ellos el agua, y beberéis:
                                                    
                        
                    
                                                            Pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda la obra de tus manos; Él conoce tu caminar por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha sido contigo; y ninguna cosa te ha faltado.
                                                    
                        
                    
                                                            Y pasamos de nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, por el camino de la llanura de Elat y de Ezión-geber. Y volvimos, y pasamos camino del desierto de Moab.
                                                    
                        
                    
                                                            Y Jehová me dijo: No molestes a Moab, ni te empeñes con ellos en guerra, que no te daré posesión de su tierra; porque yo he dado a Ar por heredad a los hijos de Lot.
                                                    
                        
                    
                                                            (Los emimeos habitaron en ella antes, pueblo grande, y numeroso, y alto como numeroso, y alto como gigantes:
                                                    
                        
                    
                                                            Por gigantes eran ellos también contados, como los anaceos; y los moabitas los llaman emimeos.
                                                    
                        
                    
                                                            Y en Seir habitaron antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los destruyeron de delante de sí, y moraron en lugar de ellos; como hizo Israel en la tierra de su posesión que les dio Jehová.)
                                                    
                        
                    
                                                            Levantaos ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y pasamos el arroyo de Zered.
                                                    
                        
                    
                                                            Y los días que anduvimos de Cades-barnea hasta que pasamos el arroyo de Zered, fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra de en medio del campo, como Jehová les había jurado.
                                                    
                        
                    
                                                            Y también la mano de Jehová fue sobre ellos para destruirlos de en medio del campo, hasta acabarlos.
                                                    
                        
                    
                                                            Y aconteció que cuando se hubieron acabado de morir todos los hombres de guerra de entre el pueblo,
                                                    
                        
                    
                                                            Jehová me habló, diciendo:
                                                    
                        
                    
                                                            Tú pasarás hoy el término de Moab, a Ar,
                                                    
                        
                    
                                                            y te acercarás delante de los hijos de Amón: no los molestes, ni te metas con ellos; porque no te he de dar posesión de la tierra de los hijos de Amón; que a los hijos de Lot la he dado por heredad.
                                                    
                        
                    
                                                            (Por tierra de gigantes fue también ella tenida: habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos;
                                                    
                        
                    
                                                            pueblo grande, y numeroso, y alto, como los anaceos; a los cuales Jehová destruyó de delante de los amonitas, quienes les sucedieron, y habitaron en su lugar:
                                                    
                        
                    
                                                            Como hizo con los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, de delante de los cuales destruyó a los horeos; y ellos les sucedieron, y habitaron en su lugar hasta hoy.
                                                    
                        
                    
                                                            Y a los aveos que habitaban en Haserin hasta Gaza, los caftoreos que salieron de Caftor los destruyeron, y habitaron en su lugar.)
                                                    
                        
                    
                                                            Levantaos, partid, y pasad el arroyo de Arnón: he aquí he dado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión, y contiende con él en guerra.
                                                    
                        
                    
                                                            Hoy comenzaré a poner tu miedo y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán, y se angustiarán delante de ti.
                                                    
                        
                    
                                                            Y envié mensajeros desde el desierto de Cademot a Sehón rey de Hesbón, con palabras de paz, diciendo:
                                                    
                        
                    
                                                            Pasaré por tu tierra por el camino; por el camino iré, sin apartarme a derecha ni a izquierda.
                                                    
                        
                    
                                                            La comida me venderás por dinero, y comeré; el agua también me darás por dinero, y beberé; solamente pasaré a pie;
                                                    
                        
                    
                                                            como lo hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitaban en Seir, y los moabitas que habitaban en Ar; hasta que pase el Jordán a la tierra que nos da Jehová nuestro Dios.
                                                    
                        
                    
                                                            Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hoy.
                                                    
                        
                    
                                                            Y me dijo Jehová: He aquí yo he comenzado a dar delante de ti a Sehón y a su tierra; comienza a tomar posesión, para que heredes su tierra.
                                                    
                        
                    
                                                            Y nos salió Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza.
                                                    
                        
                    
                                                            Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y herimos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo.
                                                    
                        
                    
                                                            Y tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, y mujeres, y niños; no dejamos ninguno:
                                                    
                        
                    
                                                            Solamente tomamos para nosotros las bestias y el despojo de las ciudades que habíamos tomado.
                                                    
                        
                    
                                                            Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está junto al arroyo, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros: todas las entregó Jehová nuestro Dios en nuestro poder.
                                                    
                        
                    
                                                            Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegaste, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová nuestro Dios había prohibido.