Reina Valera Gomez
Salmos
Chapter 71
                                                            En ti, oh Jehová, he esperado; no sea yo avergonzado jamás.
                                                    
                        
                    
                                                            Hazme escapar, y líbrame en tu justicia; inclina a mí tu oído y sálvame.
                                                    
                        
                    
                                                            Sé tú mi roca de refugio, adonde recurra yo continuamente; has dado mandamiento para salvarme; porque tú eres mi Roca, y mi fortaleza.
                                                    
                        
                    
                                                            Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza; seguridad mía desde mi juventud.
                                                    
                        
                    
                                                            Por ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; de ti será siempre mi alabanza.
                                                    
                        
                    
                                                            Como prodigio he sido a muchos; y tú mi refugio fuerte.
                                                    
                        
                    
                                                            Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.
                                                    
                        
                    
                                                            No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque mis enemigos hablan contra mí; y los que acechan mi alma, consultaron juntamente.
                                                    
                        
                    
                                                            Diciendo: Dios lo ha dejado: Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
                                                    
                        
                    
                                                            Oh Dios, no estés lejos de mí: Dios mío, apresúrate a socorrerme.
                                                    
                        
                    
                                                            Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
                                                    
                        
                    
                                                            Mas yo esperaré siempre, y aún te alabaré más y más.
                                                    
                        
                    
                                                            Mi boca publicará tu justicia y tu salvación todo el día, aunque no sé su número.
                                                    
                        
                    
                                                            Iré en la fortaleza del Señor Jehová: Haré mención de tu justicia, que es sólo tuya.
                                                    
                        
                    
                                                            Oh Dios, me has enseñado desde mi juventud; y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
                                                    
                        
                    
                                                            Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares, hasta que muestre tu fortaleza a esta generación, y tu poder a todos los que han de venir.
                                                    
                        
                    
                                                            Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; Tú has hecho grandes cosas. Oh Dios, ¿quién como tú?
                                                    
                        
                    
                                                            Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
                                                    
                        
                    
                                                            Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme.
                                                    
                        
                    
                                                            Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, oh Dios mío: tu verdad cantaré a ti con el arpa, oh Santo de Israel.
                                                    
                        
                    
                                                            Mis labios se alegrarán cuando a ti cante, y mi alma, la cual redimiste.
                                                    
                        
                    
                                                            Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día; por cuanto fueron avergonzados, porque fueron confundidos los que mi mal procuraban.