Reina Valera Gomez
Salmos
Chapter 84
                                                            <<Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo para los hijos de Coré>> ¡Cuán amables [son] tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!
                                                    
                        
                    
                                                            Anhela mi alma, y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
                                                    
                        
                    
                                                            Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, en tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío.
                                                    
                        
                    
                                                            Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. (Selah)
                                                    
                        
                    
                                                            Bienaventurado el hombre que tiene su fortaleza en ti; en cuyo corazón [están] tus caminos.
                                                    
                        
                    
                                                            Atravesando el valle de lágrimas lo convierten en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.
                                                    
                        
                    
                                                            Irán de fortaleza en fortaleza, verán a Dios en Sión.
                                                    
                        
                    
                                                            Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración: Escucha, oh Dios de Jacob. (Selah)
                                                    
                        
                    
                                                            Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu ungido.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos: Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque sol y escudo es Jehová Dios: Gracia y gloria dará Jehová; no quitará el bien a los que en integridad andan.
                                                    
                        
                    
                                                            Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía.