Reina Valera Gomez
Salmos
Chapter 10
                                                            ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?
                                                    
                        
                    
                                                            Con arrogancia el malo persigue al pobre; sean atrapados en los artificios que han ideado.
                                                    
                        
                    
                                                            Por cuanto se alaba el malo del deseo de su corazón, y bendice al codicioso al cual aborrece Jehová.
                                                    
                        
                    
                                                            El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
                                                    
                        
                    
                                                            Sus caminos son torcidos en todo tiempo; tus juicios los tiene muy lejos de su vista, y desprecia a todos sus enemigos.
                                                    
                        
                    
                                                            Dice en su corazón: No seré movido: Nunca me alcanzará el infortunio.
                                                    
                        
                    
                                                            Su boca está llena de maldición, de engaño y de fraude; debajo de su lengua, hay vejación y maldad.
                                                    
                        
                    
                                                            Se sienta al acecho en las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.
                                                    
                        
                    
                                                            Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo a su red.
                                                    
                        
                    
                                                            Se encoge, se agacha, y caen en sus garras muchos desdichados.
                                                    
                        
                    
                                                            Dice en su corazón: Dios ha olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
                                                    
                        
                    
                                                            Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano, no te olvides de los pobres.
                                                    
                        
                    
                                                            ¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
                                                    
                        
                    
                                                            Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.
                                                    
                        
                    
                                                            Quiebra tú el brazo del impío y del maligno; persigue su maldad, hasta que ninguna halles.
                                                    
                        
                    
                                                            Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han perecido las naciones.
                                                    
                        
                    
                                                            El deseo de los humildes oíste, oh Jehová: Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;
                                                    
                        
                    
                                                            Para juzgar al huérfano y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.