Reina Valera Gomez
Salmos
Chapter 104
                                                            Bendice, alma mía, a Jehová: Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia.
                                                    
                        
                    
                                                            El que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina;
                                                    
                        
                    
                                                            que establece sus aposentos entre las aguas; el que hace de las nubes su carruaje, el que anda sobre las alas del viento;
                                                    
                        
                    
                                                            el que hace a sus ángeles espíritus, sus ministros fuego flameante.
                                                    
                        
                    
                                                            Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida.
                                                    
                        
                    
                                                            Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas.
                                                    
                        
                    
                                                            A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se apresuraron;
                                                    
                        
                    
                                                            subieron los montes, descendieron los valles, al lugar que tú les fundaste.
                                                    
                        
                    
                                                            Les pusiste término, el cual no traspasarán; ni volverán a cubrir la tierra.
                                                    
                        
                    
                                                            Tú eres el que envías las fuentes por los arroyos; van entre los montes.
                                                    
                        
                    
                                                            Abrevan a todas las bestias del campo; mitigan su sed los asnos monteses.
                                                    
                        
                    
                                                            Junto a ellos habitarán las aves de los cielos, que elevan su trino entre las ramas.
                                                    
                        
                    
                                                            El que riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra.
                                                    
                        
                    
                                                            El que hace producir el pasto para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre; para que saque el pan de la tierra.
                                                    
                        
                    
                                                            Y el vino que alegra el corazón del hombre, y el aceite que hace lucir el rostro, y el pan que sustenta el corazón del hombre.
                                                    
                        
                    
                                                            Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que Él plantó.
                                                    
                        
                    
                                                            Allí anidan las aves; en las hayas hace su casa la cigüeña.
                                                    
                        
                    
                                                            Los montes altos para las cabras monteses; las peñas, madrigueras para los conejos.
                                                    
                        
                    
                                                            Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.
                                                    
                        
                    
                                                            Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corretean todas las bestias de la selva.
                                                    
                        
                    
                                                            Los leoncillos rugen tras la presa, y buscan de Dios su comida.
                                                    
                        
                    
                                                            Sale el sol, se recogen, y se echan en sus cuevas.
                                                    
                        
                    
                                                            Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta la tarde.
                                                    
                        
                    
                                                            ¡Cuán numerosas son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios.
                                                    
                        
                    
                                                            He allí el grande y anchuroso mar; en él hay inumerables peces, animales pequeños y grandes.
                                                    
                        
                    
                                                            Allí andan navíos; allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.
                                                    
                        
                    
                                                            Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.
                                                    
                        
                    
                                                            Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de bien.
                                                    
                        
                    
                                                            Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y se tornan al polvo.
                                                    
                        
                    
                                                            Envías tu Espíritu, son creados; y renuevas la faz de la tierra.
                                                    
                        
                    
                                                            La gloria de Jehová será para siempre; Jehová se alegrará en sus obras;
                                                    
                        
                    
                                                            el cual mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean.
                                                    
                        
                    
                                                            A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
                                                    
                        
                    
                                                            Dulce será mi meditación en Él: Yo me alegraré en Jehová.
                                                    
                        
                    
                                                            Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, oh alma mía, a Jehová. Aleluya.