Reina Valera Gomez
Salmos
Chapter 22
                                                            <<Al Músico principal, sobre Ajelet-sahar Salmo de David>> Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
                                                    
                        
                    
                                                            Dios mío, clamo de día, y no me escuchas; y de noche, y no hay para mí sosiego.
                                                    
                        
                    
                                                            Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
                                                    
                        
                    
                                                            En ti esperaron nuestros padres: Esperaron, y tú los libraste.
                                                    
                        
                    
                                                            Clamaron a ti, y fueron librados; esperaron en ti, y no fueron avergonzados.
                                                    
                        
                    
                                                            Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
                                                    
                        
                    
                                                            Todos los que me ven, se burlan de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
                                                    
                        
                    
                                                            Confió en Jehová, líbrele Él; sálvele, puesto que en Él se complacía.
                                                    
                        
                    
                                                            Pero tú eres el que me sacó del vientre, tú me hiciste estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
                                                    
                        
                    
                                                            Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
                                                    
                        
                    
                                                            No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
                                                    
                        
                    
                                                            Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado.
                                                    
                        
                    
                                                            Abrieron sobre mí su boca, como león rapante y rugiente.
                                                    
                        
                    
                                                            Estoy derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron: Mi corazón es como cera, derretido en medio de mis entrañas.
                                                    
                        
                    
                                                            Se secó como un tiesto mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque perros me han rodeado, me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies.
                                                    
                        
                    
                                                            Contar puedo todos mis huesos; ellos me miran, y me observan.
                                                    
                        
                    
                                                            Repartieron entre sí mi vestidura, y sobre mi ropa echaron suertes.
                                                    
                        
                    
                                                            Mas tú, Jehová, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
                                                    
                        
                    
                                                            Libra de la espada mi alma; del poder del perro mi vida.
                                                    
                        
                    
                                                            Sálvame de la boca del león; pues de los cuernos de los unicornios, tú me has escuchado.
                                                    
                        
                    
                                                            Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
                                                    
                        
                    
                                                            Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle, simiente toda de Jacob; y temedle, vosotros, simiente toda de Israel.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a Él, le oyó.
                                                    
                        
                    
                                                            De ti será mi alabanza en la gran congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen.
                                                    
                        
                    
                                                            Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán a Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.
                                                    
                        
                    
                                                            Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los términos de la tierra; y adorarán delante de ti todas las familias de las naciones.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque de Jehová es el reino; y Él señorea sobre las naciones.
                                                    
                        
                    
                                                            Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de Él todos los que descienden al polvo, si bien ninguno puede conservar la vida de su propia alma.
                                                    
                        
                    
                                                            La posteridad le servirá; será ella contada por una generación de Jehová.
                                                    
                        
                    
                                                            Vendrán, y anunciarán su justicia a un pueblo que ha de nacer, le dirán que Él hizo esto.