Reina Valera Gomez
Salmos
Chapter 38
                                                            <<Salmo de David, para recordar>> Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
                                                    
                        
                    
                                                            No hay nada sano en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.
                                                    
                        
                    
                                                            Hieden y se corrompen mis llagas, a causa de mi locura.
                                                    
                        
                    
                                                            Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque mis lomos están llenos de irritación, y nada hay sano en mi carne.
                                                    
                        
                    
                                                            Estoy debilitado y molido en gran manera; he gemido a causa de la conmoción de mi corazón.
                                                    
                        
                    
                                                            Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.
                                                    
                        
                    
                                                            Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos se ha ido de mí.
                                                    
                        
                    
                                                            Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; y mis cercanos se pusieron lejos.
                                                    
                        
                    
                                                            Los que buscaban mi alma tendieron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban iniquidades, y meditaban fraudes todo el día.
                                                    
                        
                    
                                                            Mas yo, como si fuera sordo no oía; y estaba como un mudo, que no abre su boca.
                                                    
                        
                    
                                                            Fui, pues, como un hombre que no oye, y que en su boca no tiene reprensiones.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque en ti, oh Jehová, esperé yo: Tú responderás, Jehová Dios mío.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque dije: Que no se alegren de mí: Cuando mi pie resbalaba, sobre mí se engrandecían.
                                                    
                        
                    
                                                            Pero yo estoy a punto de claudicar, y mi dolor está delante de mí continuamente.
                                                    
                        
                    
                                                            Por tanto confesaré mi maldad; Me contristaré por mi pecado.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque mis enemigos están vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa:
                                                    
                        
                    
                                                            Y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
                                                    
                        
                    
                                                            No me desampares, oh Jehová: Dios mío, no te alejes de mí.
                                                    
                        
                    
                                                            Apresúrate a socorrerme, oh Señor, mi salvación.