Reina Valera Gomez
Proverbios
Chapter 7
                                                            Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos.
                                                    
                        
                    
                                                            Guarda mis mandamientos, y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos.
                                                    
                        
                    
                                                            Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
                                                    
                        
                    
                                                            Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana; y a la inteligencia llama parienta;
                                                    
                        
                    
                                                            para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía,
                                                    
                        
                    
                                                            vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento,
                                                    
                        
                    
                                                            el cual pasaba por la calle, junto a la esquina de aquella, e iba camino de su casa,
                                                    
                        
                    
                                                            Al atardecer, ya que anochecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche.
                                                    
                        
                    
                                                            Y he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón,
                                                    
                        
                    
                                                            alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
                                                    
                        
                    
                                                            unas veces está afuera, otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas.
                                                    
                        
                    
                                                            Y trabó de él, y lo besó; y con descaro le dijo:
                                                    
                        
                    
                                                            Sacrificios de paz había prometido; hoy he pagado mis votos;
                                                    
                        
                    
                                                            por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
                                                    
                        
                    
                                                            Con adornos he ataviado mi cama, recamados con cordoncillo de Egipto.
                                                    
                        
                    
                                                            He perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela.
                                                    
                        
                    
                                                            Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque [mi] marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje;
                                                    
                        
                    
                                                            la bolsa de dinero llevó en su mano; el día señalado volverá a su casa.
                                                    
                        
                    
                                                            Lo rindió con sus muchas palabras suaves, lo sedujo con la zalamería de sus labios.
                                                    
                        
                    
                                                            Se fue en pos de ella luego, como va el buey al degolladero, o como el necio a las prisiones para ser castigado;
                                                    
                        
                    
                                                            como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su hígado.
                                                    
                        
                    
                                                            Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las palabras de mi boca.
                                                    
                        
                    
                                                            No se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus veredas.
                                                    
                        
                    
                                                            Porque a muchos ha hecho caer heridos; y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
                                                    
                        
                    
                                                            Camino al infierno es su casa, que desciende a las cámaras de la muerte.