Y ahora permanecen la fe, la esperanza, y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.

En esto conocemos el amor de Dios, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo el que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor.

En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

El amor es sufrido, es benigno; El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; no se goza en la injusticia, mas se goza en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.

Nadie tiene mayor amor que éste, que alguno ponga su vida por sus amigos.

Todas vuestras cosas sean hechas con amor.

Por amor servíos los unos a los otros.